Nunca olvides que el Sabio protege lo más sagrado que habita en su corazón huyendo del renombre y de la fama.
Porque el mejor modo de proteger a las cosas valiosas, es no proclamar su valor en alta voz.
Jamás busques satisfacer tus deseos; de este modo protegerás tu corazón de la confusión.
Esta es la razón por la cual el Sabio guía a los hombres haciendo simples los corazones, cuidando sus cuerpos y disminuyendo las ambiciones materiales.
El siempre mantiene a las personas alejadas de lo que es malo y en cercanía de lo que es bueno; de este modo, no le da oportunidad de actuar a la errabunda mente.
Él obra a través de la no-acción, por lo tanto nada hay que deje por hacer.
Comentarios:
El disminuir los deseos del corazón como medio de acercamiento a Dios es una enseñanza constante en todos los Libros Sagrados. La satisfación de los deseos produce agitación mental, y la misma es causa de desarmonía y dolor. Leemos en el Dhammapada 16, 6: ¨Del deseo nace el dolor, y también del deseo nace el temor; para aquel que se halla libre de deseos no existe el dolor, y mucho menos el temor¨.
Quien ¨deja las cosas por hacer¨ es aquel en quien los deseos se suceden unos a otros en forma ininterrumpida, e intenta realizarlos. Apenas jamás puede finalizar su obra, y la desarmonía hará presa de su ser.
Porque el mejor modo de proteger a las cosas valiosas, es no proclamar su valor en alta voz.
Jamás busques satisfacer tus deseos; de este modo protegerás tu corazón de la confusión.
Esta es la razón por la cual el Sabio guía a los hombres haciendo simples los corazones, cuidando sus cuerpos y disminuyendo las ambiciones materiales.
El siempre mantiene a las personas alejadas de lo que es malo y en cercanía de lo que es bueno; de este modo, no le da oportunidad de actuar a la errabunda mente.
Él obra a través de la no-acción, por lo tanto nada hay que deje por hacer.
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El disminuir los deseos del corazón como medio de acercamiento a Dios es una enseñanza constante en todos los Libros Sagrados. La satisfación de los deseos produce agitación mental, y la misma es causa de desarmonía y dolor. Leemos en el Dhammapada 16, 6: ¨Del deseo nace el dolor, y también del deseo nace el temor; para aquel que se halla libre de deseos no existe el dolor, y mucho menos el temor¨.
Quien ¨deja las cosas por hacer¨ es aquel en quien los deseos se suceden unos a otros en forma ininterrumpida, e intenta realizarlos. Apenas jamás puede finalizar su obra, y la desarmonía hará presa de su ser.
No necesito de deseos porque soy integra, la satisfación de los deseos no me compone, no los necesito para reafirmar mi verdad porque yo soy la verdad misma.
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