El Tao Té King ha sido escrito por el célebre Maestro Lao Tse, quien fue, por sobre todas las cosas, un santo y un místico. Según narra una antigua tradición, nació en la aldea de Chou Jen, al sur de China, en el año 604 a.C.
Acerca de su nacimiento, los relatos transmitidos de Maestro a discípulos a lo largo de incontables generaciones, nos dicen que, en una noche cálida y serena, su mare pudo ver cómo una brillante estrella surcaba el firmamento. Cuando ello ocurrió una inexplicable paz poseyó todo su ser. En ese auspicioso momento, ella concibió a Lao Tse. Se dice que llevó al niño en su vientre durante ochenta y un años, y durante todo este tiempo, Lao Tse, estuvo inmerso en meditación y contemplación del Sagrado Tao. Cuando finalmente nació, sus cabellos ya estaban blancos y su faz arrugada, signos externos de su inmensa sabiduría y desarrollo espiritual, necesarios para enseñar a los seres humanos el glorioso Sendero del Tao.
El mismo nombre ¨Lao Tse¨ significa ¨el Viejo Maestro¨. Pero sus discípulos se apresuran en recordarnos que la palabra ¨Tse¨, también tiene por significado ¨niño¨, razón por la cual, afectuosamente lo llaman ¨el Viejo Niño¨, haciendo alusión, por una parte, a su prodigioso nacimiento, y por otra, al estado de inocencia que, según enseña el mismo Maestro, es condición imprescindible para alcanzar la Iluminación Espiritual.
A lo largo de su vida ocupó el importante puesto de historiador y bibliotecario del imperio de Chou. Y si bien realizó con el mayor esmero cada una de las funciones que le asignaron, se dice que sus mayores anhelos fueron siempre cultivar la contemplación del Tao, Principio y Fin del Universo, y al mismo tiempo, permanecer oculto y desconocido por los seres humanos. Su serena existencia es ejemplo de humildad y bondad, unidas al servicio desinteresado.
Ya a avanzada edad dejó las funciones que desempeñaba, y decidió retirarse al desierto en busca de soledad y realización espiritual. Jamás había escrito libro alguno ni tampoco dejó marcas de su personalidad en su paso por el mundo, queriendo tal vez con ello ejemplificar mediante su propia vida una de sus enseñanzas que nos dice que: ¨el buen viajero no deja huellas¨.
Sin embargo, cuando estaba por cruzar los límites de su reino, fue detenido por un guardia fronterizo, que llevaba por nombre Yin Hsi. Éste le dijo:
¨Una vez he oído hablar de ti. Sé que nunca has escrito acerca de tus enseñanzas. Señor, humildemente te ruego que, antes de marcharte, vuelques tu sabiduría en un breve tratado para bien de la humanidad¨.
Lao Tse, que jamás se rehusaba a ayudar a quienes lo necesitaba, le respondió:
¨Si me lo pides, así lo haré, Hijo mío¨.
Luego de pronunciar estas palabras, comenzó a escribir un tratado de aforismos en los que expresó la esencia de su inagotable Sabiduría. Cuando lo hubo finalizado, lo entregó con sencillez y humildad a Yin Hsi. De este modo nació el Sagrado Libro: el Tao Té King.
Luego de esto, se despidió del guardia, montó sobre un buey y, apaciblemente, se dirigió hacia las tierras del oeste, hasta perderse en el horizonte para ya no regresar, habiendo dejado sólo bendiciones en su paso sobre la faz de la Madre Tierra.
Acerca de su nacimiento, los relatos transmitidos de Maestro a discípulos a lo largo de incontables generaciones, nos dicen que, en una noche cálida y serena, su mare pudo ver cómo una brillante estrella surcaba el firmamento. Cuando ello ocurrió una inexplicable paz poseyó todo su ser. En ese auspicioso momento, ella concibió a Lao Tse. Se dice que llevó al niño en su vientre durante ochenta y un años, y durante todo este tiempo, Lao Tse, estuvo inmerso en meditación y contemplación del Sagrado Tao. Cuando finalmente nació, sus cabellos ya estaban blancos y su faz arrugada, signos externos de su inmensa sabiduría y desarrollo espiritual, necesarios para enseñar a los seres humanos el glorioso Sendero del Tao.
El mismo nombre ¨Lao Tse¨ significa ¨el Viejo Maestro¨. Pero sus discípulos se apresuran en recordarnos que la palabra ¨Tse¨, también tiene por significado ¨niño¨, razón por la cual, afectuosamente lo llaman ¨el Viejo Niño¨, haciendo alusión, por una parte, a su prodigioso nacimiento, y por otra, al estado de inocencia que, según enseña el mismo Maestro, es condición imprescindible para alcanzar la Iluminación Espiritual.
A lo largo de su vida ocupó el importante puesto de historiador y bibliotecario del imperio de Chou. Y si bien realizó con el mayor esmero cada una de las funciones que le asignaron, se dice que sus mayores anhelos fueron siempre cultivar la contemplación del Tao, Principio y Fin del Universo, y al mismo tiempo, permanecer oculto y desconocido por los seres humanos. Su serena existencia es ejemplo de humildad y bondad, unidas al servicio desinteresado.
Ya a avanzada edad dejó las funciones que desempeñaba, y decidió retirarse al desierto en busca de soledad y realización espiritual. Jamás había escrito libro alguno ni tampoco dejó marcas de su personalidad en su paso por el mundo, queriendo tal vez con ello ejemplificar mediante su propia vida una de sus enseñanzas que nos dice que: ¨el buen viajero no deja huellas¨.
Sin embargo, cuando estaba por cruzar los límites de su reino, fue detenido por un guardia fronterizo, que llevaba por nombre Yin Hsi. Éste le dijo:
¨Una vez he oído hablar de ti. Sé que nunca has escrito acerca de tus enseñanzas. Señor, humildemente te ruego que, antes de marcharte, vuelques tu sabiduría en un breve tratado para bien de la humanidad¨.
Lao Tse, que jamás se rehusaba a ayudar a quienes lo necesitaba, le respondió:
¨Si me lo pides, así lo haré, Hijo mío¨.
Luego de pronunciar estas palabras, comenzó a escribir un tratado de aforismos en los que expresó la esencia de su inagotable Sabiduría. Cuando lo hubo finalizado, lo entregó con sencillez y humildad a Yin Hsi. De este modo nació el Sagrado Libro: el Tao Té King.
Luego de esto, se despidió del guardia, montó sobre un buey y, apaciblemente, se dirigió hacia las tierras del oeste, hasta perderse en el horizonte para ya no regresar, habiendo dejado sólo bendiciones en su paso sobre la faz de la Madre Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario